Los vientos del norte, su orientación sur y su tierra arcillo calcárea, han convertido a la Rioja Alavesa en la meca del buen vino. Si sumamos a esta realidad, pueblos de origen medieval, bodegas de firmas de arquitectos de la talla de Frank Gehry (Museo Guggenheim) y un amplio desarrollo enoturismo, hacen de la visita por estas tierras toda una experiencia en sí misma.

Foto rutadelvinoderiojaalavesa.com

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A hora y media en coche desde Bilbao, tomaremos la localidad de Laguardia como referencia para darte buenas razones por las que lanzarte a recorrer el origen del vino y probar a la vez las chuletillas al sarmiento, patatas a la riojana  y caminar entre murallas, vides y las últimas tendencias de la arquitectura. Y sí, sus crianzas, reservas, blancos y rosados. Eso sí, siempre con moderación.

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En torno al mes de septiembre se celebra la fiesta de la vendimia, que cada año tiene lugar en un pueblo de la comarca, momento genial para contemplar los viñedos con las hojas en ocres, listas para ser recogida su uva. En verano, el paisaje se convierte en verde y durante el invierno es la tierra marrón la que cobra protagonismo. No hay época mala para contemplar los paisajes del vino.

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Pueblos amurallados
Laguardia es el centro neurálgico de la comarca. Desde aquí, se puede acceder a todas las localidades y bodegas de la Rioja Alavesa, y también se puede visitar el Centro Temático del Vino, Villa Lucía.
Pero no es el vino el único atractivo de esta villa amurallada. En todos los rincones y calles se aprecia su origen medieval. Sus casas señoriales y las dos iglesias fortificadas del siglo XII tienen el don de sumergir al visitante en tiempos pasados. Destaca el pórtico gótico de piedra policromado de Santa María de los Reyes, uno de los mejores conservados del mundo.

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Esta misma sensación, la de estar viviendo en épocas pasadas, se respira en casi todas los pueblos de al rededor. La Hoya sigue anclada en la Edad de Hierro (1200-250 a. C.) y Elvillar/Bila, en la Edad Media con restos de dolmen. Todo rodeado de paisajes ocres, carreteras de tierra que invitan a salir a correr, a andar en  bici o perderte en paseos infinitos.

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Bodegas centenarias, bodegas de vanguardia
El buen estado de salud de la Rioja Alavesa, sus vinos y poblados, se comprueba fácil por la cantidad de arquitectos de prestigio involucrados en su desarrollo.  Santiago Calatrava, autor entre otros, del aeropuerto de Bilbao y la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia ha dado forma a la Bodega Ysios de Laguardia. Frank Gehry, autor del Guggenheim Bilbao, ha sabido integrar sus láminas de titanio en las bodegas Marqués de Riscal, en Elciego.

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No podéis perderos la visita a la bodega a El Fabulista, en Laguardia. Una bodega centenaria bajo el palacio de los Samaniego, del siglo XVII, en la que se sigue elaborando vino de manera artesanal. Seguramente no lo sabías, pero Laguardia se encuentra sobre una montaña que está “hueca”, ya que existen unas 300 cuevas en las entrañas de esta villa medieval que han tenido diversos usos a lo largo de la historia (el Fabulista es una de las pocas que se puede visitar). Seguro que te has quedado con ganas de saber más sobre estas cuevas y sobre Laguardia; así que ya sabes, estancia en el Hotel Gran Bilbao con escapada a Laguardia.

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Y para los amantes de la arquitectura, nos os perdáis Baigorri, una bodega que lleva el diseño al proceso de elaboración del vino, jugando con la gravedad ya que la mayor parte de la bodega está bajo tierra.

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Y los bodegueros lo saben: el diseño no ha cambiado el espíritu. Con cada visita a las bodegas se mantiene la propuesta de degustar lo mejor de la cocina tradicional y del espíritu familiar que durante generaciones ha transmitido pasión por el vino. No os perdáis los menús de bodega, con los dos platos estrella de Rioja Alavesa: chuletillas al sarmiento y patatas a la riojana (con chorizo).

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Experiencias para los cinco sentidos

A la gastronomía, pueblos amurallados y bodegas último diseño, se suma también ahora el desarrollo del vino por sus cualidades para el cuerpo. Existen algunos spas en la zona, con tratamientos y productos siempre relacionados con el vino, que combinan circuitos termales con maravillosas vistas de las montañas y viñedos de Rioja Alavesa.

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En busca de adrenalina

El río Ebro no sólo mantiene la humedad de los viñedos, sino que también ofrece la posibilidad de aportarle adrenalina a nuestra visita.  En bici, vehículo 4×4, en globo o a caballo.
Desde la localidad de Labastida, palada tras palada, invitan a surcar un amplio tramo de río en piragua, acompañados de un guía que ilustrará de forma amena sobre la tradición enológica de esta tierra.

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En un vehículo 4×4, nos invitan también a recorrer los viñedos a los pies de la Sierra de Cantabria y visitar las cepas centenarias con las ventanillas bajadas. Y sí, también por los aires invitan a disfrutar de las vistas y de la experiencia. A través de un vuelo en globo puedes elevar tu experiencia y contemplar los mares de viñedos desde las alturas.

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Una vez de regreso en el Hotel Gran Bilbao, tanto en nuestro restaurante como en la cafetería, podrás disfrutar de nuestros vinos de Rioja Alavesa. Sobre todo si te ha tocado conducir, ahora es tu momento de disfrutar y recordar los sabores de Rioja Alavesa.

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