Cualquier época del año es casi perfecta para perderse durante 3 días y empaparse de cultura, gastronomía y paisajes que se quedarán grabados en nuestra retina. Porque las dos capitales vascas que se asoman al Cantábrico tienen tanto para ofrecer que estamos seguros de que no será la única visita al País Vasco.

Flickr Simon & Vicki

Como ya comentamos anteriormente en otro post sobre Bilbao y sus alrededores, la ciudad ha sabido adaptarse a los tiempos y renovarse. De ser una capital meramente industrial ha sorprendido a todos en su radical cambio, convirtiéndose en un exponente del arte y la arquitectura moderna. Hablamos del Museo Guggenheim, que no para de crecer y recibe las colecciones más actuales. Desde el Hotel Gran Bilbao y apenas a unos minutos caminando podemos tomar el tranvía que nos dejará en la puerta del museo. Desde ahí es fácil continuar moviéndonos por museos cercanos como Itsasmuseum (Museo Marítimo)  o el de Bellas Artes.

Imprescindible resulta para todo visitante callejear por el vasco viejo, sin prisas y alzando la vista de tanto en cuanto para descubrir auténticas joyas arquitectónicas. Los edificios de las Siete Calles conservan las típicas balconadas cubiertas y nos resultará sencillo ir descubriendo placas que nos avisan de ilustres habitantes que tuvieron el privilegio de vivir en esta zona tan querida por bilbaínos y bilbainas. Como Unamuno, el célebre escritor, cuya placa encontramos en la calle Ronda.

Bilbao engancha y se come en pequeños bocados de placer. Se nos hace la boca agua al recordar el post en el que escribimos acerca de sus pintxos. No hay bar o tasca que no luzca con orgullo todo un abanico de distintos sabores. Algo que nos proveerá de energía para continuar o que podemos convertir en una actividad para hacer en Bilbao por sí misma.

Queremos ver Bilbao y San Sebastián en 3 días. Pero Bilbao es más que su Casco Viejo y las Siete Calles, y razones para salirnos un poco de capital no nos faltarán con todo lo que hay para ver y disfrutar en sus alrededores: El Puente Colgante, San Juan de Gaztelugatxe o los puertos pesqueros son algunas de las opciones. Todas muy cerca de Bilbao.

En poco más de una hora de camino nos espera la imponente San Sebastián. Y si Bilbao es capital del arte y la arquitectura, San Sebastián lo es del cine y la música. Estrellas del celuloide han recorrido sus calles y el jazz pone la banda sonora a la ciudad cada año con su festival internacional Jazzaldia. Hay mucho para ver en San Sebastian.

Cómo llegar

Antes de descubrir qué ver en San Sebastián, veamos cómo llegar hasta allí desde el Hotel Gran Bilbao. Si optamos por el coche, muy cerca del hotel tomaremos la A-8 y en apenas una hora estaremos en el centro de San Sebastián. Podemos además hacer una pequeña parada en Zarautz, famosa localidad entre los más surferos. Otra posibilidad es acercarnos en autobús. Salen casi a cada hora desde la terminal de autobuses Termibus, a la que llegamos en metro. Caminando apenas cinco minutos desde el hotel encontraremos la parada de Basarrate y la misma línea nos llevará hasta la parada de San Mamés, donde se encuentra la terminal.

Primera parada: San Sebastián a vista de pájaro. Probemos a subir al famoso monte Igeldo (en coche o funicular). La panorámica sobre la bahía de La Concha nos harán tomarnos más de una foto. Y pasemos a la parte más divertida: su parque de atracciones. Inaugurado en 1912 sigue hoy en día en activo. La panorámica que obtendremos desde su montaña rusa o sus barcas, enamoran. Si vamos con niños a San Sebastián, se lo pasarán en grande.

Y si hemos visto el mar desde el cielo, es hora de sumergirnos en él. El Aquarium de San Sebastián es casi visita obligada. Uno de los mejores museos oceanográficos de Europa que atrae cada año a miles de visitantes. Destacan el esqueleto de una ballena y su gran tanque bajo el cual, un túnel de 360 grados nos hará sentir como si caminásemos por el propio océano bajo tiburones toro y una gran variedad de especies cantábricas.

Flickr Eric Chan

El Aquarium de San Sebastián está muy cerca de su afamada Parte Vieja, lugar de encuentro de donostiarras y visitantes. Pintxos, pintxos y pintxos por doquier allá donde miremos.  Aquí además de preguntarnos qué ver en San Sebastián, nos preguntaremos qué comer, porque con tanta oferta, será complicado elegir. Démonos el lujo de callejear, perdernos entre el entramado que forma “Lo Viejo”, como cariñosamente llaman los lugareños a su casco viejo. Es sencillo dar con bares y tascas repletos de pequeños bocados, pero si queremos alguna recomendación, podemos empezar por las calles 31 de agosto, Fermín Calbetón, Pescadería o San Jerónimo.

Sin salir de la Parte Vieja merece la pena visitar el Museo San Telmo. Todo un edificio dedicado a la etnografía vasca.

Flickr Francesco Negri

Si somos de caminar, desde la parte vieja, atravesando la arbolada Alameda del Boulevard y tomando el hermoso paseo de la bahía atravesamos no solo la playa de La Concha. El majestuoso Palacio Miramar y otros edificios que encarnan una Belle Époque que nos trasportarán a otra época son los grandes privilegiados que día a día protegen la bahía de San Sebastián.

Consejo práctico

Pero para llegar con fuerzas y ya que hemos enfilado el Boulevard, ¿por qué no hacer una parada para tomar un gin tonic? Pocos lo saben pero no hay nada más donostiarra que tomarse uno. El mejor lugar para hacerlo, el Dickens, considerado el impulsor de este famoso combinado.

Casi al final del recorrido y una vez atravesada la Playa de Ondarreta llegamos al Peine del Viento. Un icono moderno de la ciudad firmado por Eduardo Chillida. Indispensable en nuestra lista de cosas que ver en San Sebastián. ¿Algo más? Atención al sonido producido por las olas cuando se cuelan por las baldosas del paseo. Flickr ctj71081

Y ya solo nos falta sentirnos como estrellas de cine. El Hotel Maria Cristina, donde se alojan actores y actrices de talla mundial o el Palacio de Congresos Kursaal bien merecen una foto. En este último se entregan, cada año, los premios de uno de los festivales de cine de mayor prestigio del mundo.

3 días en Bilbao y San Sebastián, con niños o sin niños, dan para mucho pero lo mejor sin duda es….volver una y otra vez.

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