Guía para disfrutar de Bilbao en Semana Santa
Mucha gente que nos visita se sorprende de todo lo que se camina en Bilbao. No en vano y con un buen calzado, nuestro botxo puede recorrerse a pie prácticamente de extremo a extremo sin hacer demasiados esfuerzos. En Semana Santa (y para quien se quede unos días después durante la Semana de Pascua) no íbamos a ser menos y, pese a que muchos piensan que la ciudad se queda sin vida, no hay más que rebuscar un poco para darnos cuenta de la gran cantidad de cosas que podemos disfrutar, tanto turistas como locales. ¡Vamos a ello!
Con sirimiri o sin él pero con un buen calzado cómodo y cámara de fotos en mano (o el móvil, que a modernos no nos gana nadie) vamos a darle duro a los pies. Prohibido mirar el suelo, Bilbao se descubre mirando hacia arriba y es lo que haremos en esta ruta por la arquitectura de una de las zonas más visitadas (con permiso del Guggenheim) de la villa: Las 7 calles. Partimos del Hotel Gran Bilbao, muy cerquita del Casco Viejo, no sin antes tomar un buen desayuno, que aquí además tenemos un buffet variado, saludable y ¡con cocina en vivo! Nos va a costar irnos pero hay que ponerse en marcha que hay mucho por ver y hacer.
Así que descendamos, para coger ritmo, cuesta abajo que es más llevadero, hasta detenernos unos cinco minutos después en la Estación de Atxuri, de donde salen trenes hacia Gernika, Bermeo, etc. ¡Ojo! Dejemos pasar el tren por esta vez que apenas hemos comenzado.
Ya dentro del Casco Viejo se suceden una gran cantidad de palacios de los siglos XVII, como el Palacio Arana, el más antiguo que se conserva o el Palacio de John, conocido como el edificio de La Bolsa, que se abre a tres calles y que es actualmente un centro cultural y social. No vamos a detenernos ahora en todos, que son unos cuantos y aún hay mucho que hacer, pero existen en total 5 rutas diseñadas por la Oficina de Turismo de Bilbao que tienen como protagonistas a la arquitectura de la ciudad. Del Bilbao más tradicional al más moderno a través de sus edificios, esculturas en las calles etc.
A partir de aquí y entre pintxo y pintxo, que nos lo mereceremos y esto no es una carrera así que nos tomaremos la licencia de ir haciendo paraditas, trataremos de no perdernos (o sí, que tiene su encanto) por la red de calles entrando y saliendo de las mismas para toparnos con joyas como el Teatro Arriaga por ejemplo.
Recomendación para los más foodies: paradita en el Mercado de La Ribera, el mercado cubierto más grande de Europa con 10.000 metros cuadrados. Rehabilitado recientemente, este se ha convertido en un espacio estratégico del nuevo Bilbao, un espacio en el que se combinan los antiguos puestos del mercado con los modernos bares y restaurantes.
Festival al más puro estilo vasco
La joya de la corona de la Semana Santa se la lleva el Basque Fest. ¡Ay todo lo que se pierden los bilbaínos que abandonan la noble villa estos días! Y es que, desde el 17 hasta el 21 de abril, Bilbao se convierte en escenarios improvisados para todo tipo de eventos: exhibiciones de deporte rural vasco, conciertos y, sí, esperad, también gastronomía.
Viajando con niños
¿Y para los peques? La oferta es infinita. Desde modernos columpios en el parque al lado del Guggenheim hasta un mini-rocódromo en el Arenal o hacerse piratas en el Museo Marítimo que ofrece durante la Semana Santa actividades especiales para ellos. Prueba a llevarles al funicular de Artxanda para que se sorprendan con un “tren” que sube por la montaña.
Bilbao La Nuit
No vamos a quitarle a Nueva York o Madrid sus apelativos de “la ciudad que nunca duerme” pero en Bilbao no nos quedamos atrás. Si nos gusta descubrir la ciudad por el día, recomendarnos entre nosotros sitios nuevos para tomar pintxos, llega la noche y nada de retirarse temprano. Porque Bilbao se mueve y se llena de música en directo en numerosos locales. Durante Semana Santa y la Semana de Pascua además, la oferta continua en salas de conciertos como el Kafe Antzokia, Bilborock, Kremlin Aretoa o el Cotton Club.
Merece la pena no retirarse una vez el sol nos abandone porque Bilbao es una ciudad que, de noche, la cubre un velo especial, casi mágico. No os arrepentiréis si dais un paseo por las orillas de la ría. Porque si sorprende de día, de noche no tiene nada que enviar a las ciudades más románticas del mundo.
Aunque si una vez que llega la noche nuestros pies están que echan humo y queremos un plan tranquilo pero no nos sentimos como la Cenicienta, una cena tranquila con cocina tanto tradicional vasca como internacional nos espera en el restaurante del Hotel Gran Bilbao. Hemos tenido lo mejor de la ciudad en nuestros pies y ahora lo tendremos en nuestro plato. Eso sí, con una larga sobremesa como excusa perfecta para repasar el día, ver todas las fotos que hemos hecho y organizar la jornada siguiente, que Bilbao no se acaba.
Ya sabéis. Bilbao se conoce caminándola, paso a paso, a golpe de zapatilla. Y sin prisas. El estrés no cabe en nuestra maleta.
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